jueves, 1 de enero de 2009

Sirena de mar

Jesús Bonanote su nombre de pila es, aunque le gusta que le llamen Jesús Bonaparte, Capitán de la cuarta división de infantería de marina, la “Soñadora”. Así le apodaban al loco que vivía en el obscuro cuarto, ese viejo y sucio que hace 18 lunas nuevas Bonanote olvido. Si le preguntasen porque le olvido, respondería al instante: “Al oír el canto de la sirena y percibir su sutil aroma, no lo dude mas, mande a portar las velas, me coloque el sombrero y me lance a la mar”.

Jugaba a soñar, donde todos veían locura, aquel ardiente sentimiento gozaba la briza del mar desconocido, donde temerarios marineros habían perecido. Bonaparte no se inmutaba, al contrario, todas las tardes se escuchaba salir una voz del viejo rincón orientando el rumbo de su embarcación. Todas las noches la imagina cepillando su negro cabello, postrada en la verde roca, hasta tiene la vaga sensación de que ocultaba misteriosos poderes, los cuales le permiten observar los planos de Bonaparte, por lo cual, una de esas noches en que le pensaba, decidió cifrar sus mensajes, actuar sigilosamente, fingir demencia y disimular cualquier signo de interés.

Las lunas pasaban y siempre que le tenia de frente, Bonaparte hacia un movimiento zagas, el cual le hacia pensar que una noche de estas, ella le podría al oído cantar, algunas noches le escribía en la bitácora, todo buen marino que no sabe hablar, debe registrar en la bitácora su andar. Sin embargo como todo buen héroe, Bonaparte demasiadas veces decidía mal, a lo que la sirena respondía: “Hoy me hiciste soñar, sin embargo hoy no es tu noche marinero, mi canto tú no podrás escuchar, sigue imaginándolo, aunque con el paso del tiempo, mas tenue se puede llegar a escuchar”.

Su almirante contrariado, argumentaba – “Mi capitán, hemos surcado otros mares, y en ellos encontrado un sin fin de tesoros, los cuales todos suyos son y tomarlos seria un chasquido de sus dedos. Sin embargo hace lunas que los arrojamos por la borda, aun con el riesgo de motín. ¿Que tiene este endemoniado mar que lo hace tan especial?” Sin dejar de mirar al horizonte, Bonaparte inclino su sombrero y emano – “Fiel almirante, el mar inmenso es y en el sus tesoros junto a ti conquiste, por las noches abundante mis arcas solían estar, mas sin embargo vacio el corazón, lleno de vanidad y vacuo amor”. ¿Qué que es el amor? El canto de la sirena, susurros nocturnos, el pésimo filme, vueltas en un solo lugar, estupidez al hablar y aun mas al accionar, la silueta que dibuja su andar, el aroma que esta noche mi razón no quiso probar.

Bonanote, loco capitán, tu razón te grita que la sirena cansada de ti esta, que los mares que no sabes mirar, por alguna razón prohibidos de ti están, que ni las lunas ni tus zagas andar, puede con la briza que la sirena le hace suspirar.

Bonanote:

“ Razón,

compañera y amante letal,

quédate en el muelle, quédate una vez mas,

que aun si esta noche he decido mal,

déjame en mi locura, de la cual aun no quiero despertar”.

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