lunes, 26 de enero de 2009

"Mi Ciao

Los pingüinos en mi cabeza
y la escala de grises a la que sabe
el viento en mi habitación,
anuncia la entrada de una nueva
estación, que en ocaciones no me mira
y en otras tantas no.

El fantasmagórico "quizas si",
que custodia nocturno la entrada
de mi razón, guarda secretos nunca
resueltos en las entrañas de sin sabor.

Tercera llamada cataclista,
que lleva por nombre
silencio de tu razón,
ahuyentada por el embrujo
que concibe nuevo amor.

¿Donde se oculta el destino?,
para matadle sin compasión,
aquella que me negó
mientras me guiaba en el rumbo
de una historia de tonto amor.

¿Donde ocultarse de ti?,
efimero sussurro que juega
donde a nadie le permito entrar,
¿Como ocultarse de ti?,
si no se ni como pudiste entrar.

Y si se dice mucho,
cuando se sabe callar,
es mejor no decir nada
cuando no se sabe que decir.

miércoles, 14 de enero de 2009

“… Recurre a Mario”

Erik R


"Chau número tres



Te dejo con tu vida,
tu trabajo,
tu gente,
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza,
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles,
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola,
sin mi pregunta a ciegas,
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas,
pobres y malheridas,
sin mis inmadureces,
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo,
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes,
por ejemplo:
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas,
en la huella del tacto,
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes,
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red,
esperando tus ojos
y mirándote.


Mario Benedetti

jueves, 1 de enero de 2009

Sirena de mar

Jesús Bonanote su nombre de pila es, aunque le gusta que le llamen Jesús Bonaparte, Capitán de la cuarta división de infantería de marina, la “Soñadora”. Así le apodaban al loco que vivía en el obscuro cuarto, ese viejo y sucio que hace 18 lunas nuevas Bonanote olvido. Si le preguntasen porque le olvido, respondería al instante: “Al oír el canto de la sirena y percibir su sutil aroma, no lo dude mas, mande a portar las velas, me coloque el sombrero y me lance a la mar”.

Jugaba a soñar, donde todos veían locura, aquel ardiente sentimiento gozaba la briza del mar desconocido, donde temerarios marineros habían perecido. Bonaparte no se inmutaba, al contrario, todas las tardes se escuchaba salir una voz del viejo rincón orientando el rumbo de su embarcación. Todas las noches la imagina cepillando su negro cabello, postrada en la verde roca, hasta tiene la vaga sensación de que ocultaba misteriosos poderes, los cuales le permiten observar los planos de Bonaparte, por lo cual, una de esas noches en que le pensaba, decidió cifrar sus mensajes, actuar sigilosamente, fingir demencia y disimular cualquier signo de interés.

Las lunas pasaban y siempre que le tenia de frente, Bonaparte hacia un movimiento zagas, el cual le hacia pensar que una noche de estas, ella le podría al oído cantar, algunas noches le escribía en la bitácora, todo buen marino que no sabe hablar, debe registrar en la bitácora su andar. Sin embargo como todo buen héroe, Bonaparte demasiadas veces decidía mal, a lo que la sirena respondía: “Hoy me hiciste soñar, sin embargo hoy no es tu noche marinero, mi canto tú no podrás escuchar, sigue imaginándolo, aunque con el paso del tiempo, mas tenue se puede llegar a escuchar”.

Su almirante contrariado, argumentaba – “Mi capitán, hemos surcado otros mares, y en ellos encontrado un sin fin de tesoros, los cuales todos suyos son y tomarlos seria un chasquido de sus dedos. Sin embargo hace lunas que los arrojamos por la borda, aun con el riesgo de motín. ¿Que tiene este endemoniado mar que lo hace tan especial?” Sin dejar de mirar al horizonte, Bonaparte inclino su sombrero y emano – “Fiel almirante, el mar inmenso es y en el sus tesoros junto a ti conquiste, por las noches abundante mis arcas solían estar, mas sin embargo vacio el corazón, lleno de vanidad y vacuo amor”. ¿Qué que es el amor? El canto de la sirena, susurros nocturnos, el pésimo filme, vueltas en un solo lugar, estupidez al hablar y aun mas al accionar, la silueta que dibuja su andar, el aroma que esta noche mi razón no quiso probar.

Bonanote, loco capitán, tu razón te grita que la sirena cansada de ti esta, que los mares que no sabes mirar, por alguna razón prohibidos de ti están, que ni las lunas ni tus zagas andar, puede con la briza que la sirena le hace suspirar.

Bonanote:

“ Razón,

compañera y amante letal,

quédate en el muelle, quédate una vez mas,

que aun si esta noche he decido mal,

déjame en mi locura, de la cual aun no quiero despertar”.